Bárbara Lluch de la afición a la profesión

Bárbara Lluch de la afición a la profesión

Miriam Triay / Ciutadella – Bárbara Lluch Salas, mahonesa licenciada en ADE (Administración y Dirección de Empresa), hace más de una década que ha hecho de su afición, la cocina, una profesión. Con altibajos vitales que han influenciado directamente a este sueño, hace ya un año que Lluch ha creado su marca propia, y que se dedica enteramente y completa a lo que más le gusta.

CAMBIO DE AIRES

Brownie amb xocolata blanc i fruits vermells by Bàrbara Lluch©

Después de un largo y complejo camino, hace un año que nació una nueva profesional de la cocina, en la isla de Menorca. “A yo siempre me había gustado la cocina, pero lo hacía a nivel doméstico, familiar, hasta que vi que era lo que realmente me llenaba”. A raíz de ese momento, y como nos ha pasado a muchos, se dio cuenta de que necesitaba un cambio de aires.

Después de haber terminado la carrera de ADE, Lluch estuvo casi una década trabajando en un despacho de abogados. Sin embargo, y cuando se dio cuenta de que su camino debía ser otro, “decidí montar una empresa de catering, MIME’T. Entonces, empecé haciendo menús, servicios privados, incluso abrí una tienda dentro de Maó, donde vendía vinos, chocolates, algo de manaje…”.

Pasado un tiempo, sin embargo, tuvo que aparcar ese sueño: cerró la empresa y se dedicó a realizar otros trabajos. “Debido a varios motivos personales, tuve que decantarlo, aunque nunca lo dejé por completo. Los veranos siempre los dedicaba a ese tipo de servicio. Pero ya no era igual”.

REENCUENTRO CON LA COCINA
Mientras Lluch decidía que su momento por la cocina ya llegaría, empezó a trabajar, durante una temporada, en Sa Cooperativa del Camp de Menorca. Allí tuvo la gran suerte de poder desarrollar esa pasión por la gastronomía. “Me ayudó mucho a poder abrirme ya abrir puertas”.

Gracias a este trabajo, pudo tomar conciencia, y aplicarlo posteriormente a su marca, de la importancia del producto local, de tener en cuenta la estacionalidad a la hora de preparar los platos, de apoyar nuestra gastronomía, tanto pasada como actual. Allí aprendí, entre otras cosas, las dificultades que tienen los productores, y esto me ayudó a reforzar la idea de no dejar perder determinadas recetas ni información propia. Porque aquí, realmente, hay un problema, y es que consumimos mucho producto de fuera”.

BÁRBARA LLUCH, LA MARCA


Hace ya un año que llegó el momento de Lluch para empezar a trabajar en su propia marca. Ahora ya se dedica profesionalmente a lo que más le gusta, y, de hecho, chala mucho de lo que hace. “Decidí luchar por esto. Mi trayectoria vital me hizo ver que era hacia ahí donde debía ir, porque es ahí donde estoy feliz, donde puedo crear de la manera que me gusta, donde, además, también puedo hacer felices y ayudar a los demás” . Se dio cuenta de que era su vocación, y que tenía que hacerlo pasara lo que pasara.

Así, empezó, finalmente y de forma definitiva, su relación profesional con la cocina. Un trabajo que, por él, “va más allá de sólo cocinar o comer. Es una forma de ofrecer felicidad a toda la gente que confía en ti y, al mismo tiempo, es una forma de mostrar todo lo que forma parte de nosotros como sociedad, en este caso, las diferentes recetas”. Su función, entonces, no sólo está enfocada en ofrecer comida, menús, y ayudar en este sentido, sino que también participa en diversos talleres y catas, además de colaborar con otras organizaciones como Sa Cooperativa, el Museu de Menorca o Cómete Menorca, entre otros.

Así, ¿qué servicios ofrece exactamente la marca Bárbara Lluch? Presenta un gran abanico de opciones, entre las que encontramos: menús personalizados para grupos, talleres de cocina personalizados, organización de catering para fiestas y eventos, cocina para restaurantes y empresas particulares, cocina en casa, y, “hace unos meses, he empezado con los servicios de Batch Cooking”. Este nuevo formato de servicio se centra en ofrecer al cliente el menú de una semana con las preparaciones, si es necesario, que va a necesitar. Un nuevo camino que está cogiendo la cocina y que, entre otras cosas, lucha contra el desperdicio alimentario.

SU IMAGEN


Tratándose de una marca que se ha ido cocinando a fuego lento, Lluch ha pensado en todos los detalles, tanto grandes como pequeños. Así, incluso su imagen a la hora de cocinar tiene un motivo. Una de sus luchas -por decirlo de algún modo-, es hacia la potenciación de la gastronomía menorquina, tanto tradicional como innovadora, aunque esto no quiera decir que no ofrezca ni prepare otras cocinas del mundo.

Abrazando ambas ideas, tanto el hecho de que, por un lado, quiere estalonar la cocina propia, como también quiere participar en la cocina de fuera -por lo que quizás acaba viajando y colaborando más allá de las islas-, sintió la necesidad de transmitir su herencia, su origen. “De llevar siempre una seña de Menorca encima”. Así, su imagen, que ya puede verse en el logotipo, y que se transmite con la vestimenta, consiste en representar a la mujer menorquina tradicional, pero con una renovación actual.

Lluch siempre se viste con un pañuelo en la cabeza, aunque le lleva de forma diferente, se le firme bajo el moño; con ropa negra y un delantal encima, de distintos colores; y, en invierno, con los puños de la camiseta arremangados. “Desde el primer momento, mi intención era hacer un homenaje a la forma de vestir típica de la mujer menorquina”.

De hecho, y en lo que se refiere al papel de la mujer dentro de la cocina, Lluch cree que ya no tiene nada que ver con el doméstico de antes; sino que ahora, y por suerte, se trata de un trabajo en el que ya se acepta que la mujer sea una profesional. “Y esto lo demuestran las diferentes cocineras y chefs de alto nivel que ya podemos encontrar en el panorama actual”. Un cambio necesario en toda profesión y que, según la cocinera, en ésta ya ha tenido lugar. “Yo creo que, de cada vez, la mujer está más puesta profesionalmente en la cocina. Y se recibe correctamente por el resto de la sociedad”.